De toda la vida hemos resuelto las diferencias surgidas entre nosotros con aquello que nos distingue de los animales: nuestra capacidad para fabricar cosas. El hacha de sílex, la lanza,… Pero ahora esta nueva generación se empeña en que dejemos las armas a un lado y usemos ese jueguecito nuevo que hacen con la boca. Que nos sentemos, dicen, y gruñamos sobre la cuestión. Como si fuéramos animales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El mejor de los mundos posibles
(Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...
-
(Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...
-
Resumen de lo publicado: Mackenzie tenía mucha cabeza desde pequeño, lo que andando el tiempo devino en demasiadas cabezas. Y, al parecer,...
-
Segundo informe del agente Pancracio Peláez, (expediente de limpieza de sangre terrícola 0897/622, nivel B2 en copla española y fusión fla...
Jajaja qué bueno. La lucha de generaciones y cuestionarnos, sea como sea. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.