lunes, 11 de octubre de 2021

Yo os maldigo

 —¿Y pagar la entrada para acceder a él, como hacen ahora los turistas?

Alguien lo propuso en nuestra cena anual del club “La última bancada” y todos aceptamos. Pero ya no iban allí ni los turistas: a nadie le interesaba semejante reliquia. El expresidente había llevado a su nieto, y le explicaba desde la tribuna cómo funcionaba todo antes: la grandeza de la palabra, un pueblo gobernándose a sí mismo. Que entonces no se decidía por recuento de “me gusta” o “me disgusta”, sino por sufragio universal. Nos emocionamos cuando el exjefe de la oposición lo interrumpió y, como en los viejos tiempos, empezó el intercambio de insultos.


El mejor de los mundos posibles

 (Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...