lunes, 18 de febrero de 2019

Ley sálica

Los padres de Tomás insistían en recuperar al estúpido de su hijo. Rosaura no estaba tan convencida, y protestaba:


–No es culpa mía que sea tan crédulo, papá. Demasiada consanguinidad quizás.
–Rosaura, tu hermano es el heredero: aprende a respetarlo.


El dragón finalmente consintió en canjear a Tomás por tres doncellas, auténticas esta vez. Pero ya no quería a Rosaura, tan rebelde.


De vuelta a casa, con la peluca y el vestido rosa bajo el brazo, Tomás le reprochaba a su hermana la promesa incumplida: el dragón no le había enseñado a escupir fuego. Rosaura vio la ocasión:


–Para eso tienes que ir tú solo a desafiarlo con la armadura de papá.

3 comentarios:

  1. Muy bueno Tomás y ese final tuyo hubiera sido ideal. Madre qué pesadez de ese tocayo tuyo!!
    Besicos muchos.

    ResponderEliminar
  2. MUY BUENO, TOMÁS.
    Cuánto contado en tan poco...
    Un ABRAZO.

    ResponderEliminar