lunes, 9 de mayo de 2022

Amigos, S.L.

 —Entonces ¿seré yo quien necesite un amigo imaginario?

—Créame —le contesto, tendiéndole mi tarjeta—, usted más que nadie, dada su posición.


Empezamos vendiendo amigos virtuales para niños poco imaginativos, para pobres niños ricos que volvían del cole llorando. Nuestro servicio incluía perfil en redes, cumpleaños virtual y eliminación de abusones.



Pero el pelotazo llegó al centrarnos en los adultos. Nos los quitaban de las manos. Siempre preferibles a esos amigos reales, tan pesados, sableadores y cuentapenas. Tenemos el amigo comprensivo. El juerguista. El cariñoso, en sus dos versiones, con y sin alcohol. Y nuestro mayor éxito: el que cobija bajo su nombre ficticio aquellos milloncejos de las Galápagos.


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