jueves, 5 de septiembre de 2019

El hijo del maestro

Cuando vino a la tienda le conté que me encantaría saber leer. “No es cosa de niñas”, dijo, y me arrastró al arroyo a coger grillos. Pero después, en el despacho de su padre, empezamos con el ma-me-mi.


Chicos dibujando, de Ignacio Picazo (Museo del Prado)
Para la vendimia, mis silabeos ya seguían cualquier camino que su uña negruzca trazara sobre la cartilla. Señaló triunfante una hoja de cuaderno clavada en la pared para que la leyera. Aquellos palotes se juntaban y separaban, y brotaban palabras: MAR-TA ES-MI-NO (y, tras mi titubeo, rotunda como un beso, la última sílaba) VIA.

(Microrrelato participante en la copa ENTC. Aquí pueden leerse también los estupendos micros de mis compañeros, a partir de la misma imagen: https://estanochetecuento.com/encuentro-12-primera-fase-copa-2019/)

3 comentarios:

  1. Excelente Tomás. Me ha encantado. Suerte.
    Besicos muchos.

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  2. Muchas gracias y muchos besos. Esto de las letras, efectivamente, es un criadero de besos, besicos y besazos.

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