El último día de vacaciones siempre nos daba mucha pereza, porque tocaba mudanza. Mi padre decía que era ley de vida, y que no nos dábamos cuenta de lo afortunados que éramos por disponer de una residencia de verano y otra de invierno. Pero la recogida era laboriosa: desmontar los tendederos del patio, descolgar el columpio de mi hermano de la portería, colocar todo en su sitio en el comedor; devolver los libros, los lápices y los cuadernos a los estantes. Borrar nuestros dibujos de las pizarras. Ahora que abandonábamos la escuela, solo quedaba decidir qué chiringuito tenía mejores vistas para pasar el invierno.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La hora cero
Nadie, salvo el universo, le hubiera dado la menor trascendencia a la respuesta de ella: —Queda cerca, pero es complicado; mejor te acompa...

-
" Lo maté porque era de Vinaroz." Max Aub, Crímenes ejemplares Siempre me estoy encontrando alumnos. Por todas partes. Antiguos ...
-
Nadie, salvo el universo, le hubiera dado la menor trascendencia a la respuesta de ella: —Queda cerca, pero es complicado; mejor te acompa...
La verdad es que el invierno es más largo y hace más frío para ir a cualquier sitio. Muy bueno Tomás!!
ResponderEliminarBesicos muchos.