domingo, 31 de marzo de 2019

Inmigrante


Llegar no fue fácil. España era mi sueño, y por alcanzarlo dejé atrás mi mundo primero. Hasta un naufragio hube de superar en el camino, arriesgando en este viaje mi vida y cuanto tenía. He tenido que luchar para conseguir unos papeles y unos derechos que se me negaban y que solo se me han concedido a medias. Ahora, afincado en estas tierras, me siguen mirando como a un extraño, y me arrojan la palabra mestizo, ignorando toda la riqueza que encierra, como si el soldado despreciara el acero de la espada por ser fruto de una mezcla. Pero yo sé quién soy, y no he de renunciar a ninguna de mis herencias, porque de ambas bebe mi espíritu. Ahora, imposibilitado para la vuelta, hijo de una y otra nación, vuelvo a los recuerdos de mi madre, a la memoria grabada a fuego de una raza que sobrevivió mezclándose con el recién llegado, reuniendo en un solo tesoro dos sangres, dos mundos. Por eso firmo ahora con nombre mestizo, orgulloso y milenario por Inca, heredero de letras y humanidades por Garcilaso.
El Inca Garcilaso de la Vega

2 comentarios:

  1. Cuánto dices Tomás, con tu escueto micro tan actual, por cierto. Muy bonito y te deseo mucha suerte. MUchas historias estoy leyendo para esta apuesta, que están basadas en hecho reales y que por ciertas, son muy, muy respetables, para llevarlas a los colegios y para que las leyeran nuestros políticos, que parece que de historia no saben ni papa. Mucha suerte Tomás.
    Besicos muchos.

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  2. ¡Qué hondo me llega este relato! El inmigrante siempre dividido, con el corazón partido entre dos mundos. Añorando sus raíces, su lengua, sus costumbres que dejó por la esperanza de una vida mejor.
    Muchas gracias. Un beso grande.

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