jueves, 7 de febrero de 2019

In vino veritas

Cuando el cielo se abrió sobre ellos derrochando dorados y trompetería y el Grial les fue arrebatado, a Sir Galahad no le dolió la mirada despectiva de ángeles y serafines. Para ser sincero, lo que más lamentaba tampoco era perder a su rey, que se iba a borbotones. Lo que realmente le obsesionaba mientras el santo vaso se terminaba de perder de su vista era su atolondramiento cuando la posadera le entretuvo con detalles, y él solo pensó en la urgencia de un caldo con que obrar la curación:

—No, un vino cualquiera. La virtud reside en el cáliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El mejor de los mundos posibles

 (Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...