lunes, 4 de febrero de 2019

El retorno del soldado

Cuando se ausentaba de casa para volver al frente podían pasar meses, años incluso. Ellas solo sabían que regresaría cambiado, apenas reconocible. Besaría a las niñas, volvería a intentar salvar el nuevo abismo entre su mujer y él. Impondría su autoridad.



La pequeña había descubierto el papel amarillento que consultaba a hurtadillas en cada regreso. Así que la noche antes de su nueva marcha se coló en el dormitorio y robó aquellas instrucciones pormenorizadas de cómo llegar a la casa, sus nombres, costumbres y otros trucos imprescindibles. En su lugar, dejó otra nota idéntica sobre Dolores, la inconsolable viuda de la casa de enfrente.

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