Muy señor mío:
Tras su reclamación, la empresa me anima a que le escriba esta carta de disculpa, y le hace llegar un bono para canjear por servicios futuros, sin caducidad, por supuesto. En mi favor he de decir que volvíamos de la comida de empresa, y me dejé llevar del espíritu navideño. El turrón, el cava y las peladillas solo pretendían animarles.Y no creo que a su padre le importara demasiado lucir esa preciosa diadema de reno. Donde reconozco mi exceso de entusiasmo fue en la nievecita y las luces multicolores por todo el féretro.
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