
¿Para eso tanta inversión? Habían alquilado el local al nuevo precio impuesto por la moda. Habían vendido los estantes de madera, los inútiles anaqueles. Un trapero se había llevado los ejemplares que ya nadie quería. Y ahora reaparecían como fantasmas, rebeldes, tumultuosos, con sus locas historias. Con su crujir de páginas, con su tibio olor inasequible al maridaje. El furor del chef no tenía límites: tuvo que llamar a la brigada Farenheit. Que se los lleven al lugar adonde pertenecen. Para eso se hicieron los grandes almacenes. Allí, al fondo, junto a medias y complementos.
(NOTA: Este microrrelato fue uno de los 10 finalistas en el concurso de una editorial, el Libro feroz: “Cien instantes en un santiamén”, y tenía que incluir precisamente esa palabra, santiamén.)
Me ha encantado! Sigues siendo mi profe de literatura y me gusta mucho leerte. Me enseñaste el amor por la lectura y por la escritura. Gracias por todo y enhorabuena!
ResponderEliminar¡Qué ilusión me hace seguir con ese título de profe de literatura, ahora que no se estila!
EliminarMuchas gracias por tu cariño. Con público comprado como este da gusto...
Me encanta Tomás. Me sumo a la insistencia de tu madre: ¡sigue escribiendo! Un beso
ResponderEliminarHola Tomas,me gustó tu publicación. Saludos a Eva desde Tarapoto.
ResponderEliminar¡Qué alegría, Dinah! Un abrazo para ti y para esa tierra tan querida.
Eliminar¡Me ha gustado mucho Tomás! Tienes que escribir más.
ResponderEliminarEsperamos impacientes más relatos, amigo Tomás. Un fuerte abrazo desee Valladolid.
ResponderEliminar¡Pardiez! ¡Lo tenías todo! El fondo vintage de la vieja colección austral, convenientemente amarilleado y sin que se vea cómo se desgajan las páginas, el avatar simpsoniano que aleja mi memoria de tu uniforme de scout, el chascarrillo del título... y en lugar de la "boutade mohenna" que nos temíamos creas un ambiente cortazariano para acabar con un giro final que convierte los caparazones coriáceos en... ¡Maldita sea! Eres uno de esos profesores de literatura de los que decimos "¿Y escribiendo estas cosas como van repartiendo los premios Nadal así, a tontas y a locas?"
ResponderEliminarTomás, ya te veía el plumero en el cole. Muy bueno y lo digo en un santiamén. Un abrazo
ResponderEliminar