lunes, 17 de junio de 2019

Desacato

Cuando acabes la dejas fuera, con las otras. Esta noche tengo trabajo”. Mi padre colgó el lanzallamas y el equipo, sin decir nada más. Ni maldiciones, ni repudios. Solo la terrible tristeza de su mirada. Me había descubierto inmerso en una de aquellas piezas hipnóticas que él tenía como misión destruir. Trataba sobre un hidalgo que se había atrevido a convertirlas en vida, antes de que las consumiera el fuego o el olvido.



Decidí escaparme aquella misma noche. Al salir, junto a la puerta, encontré una mochila con víveres y varias piezas salvadas del fuego, con un mensaje que decía: “Vive por los dos”.

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