domingo, 30 de diciembre de 2018

Vítor

El arresto domiciliario y la destitución no duelen. Duele el horror. Mi patria, que es decir mi corazón, barrida por una ola de barbarie. Se gritan vivas a la muerte y muertes a la inteligencia.


Desde la ventana alcanzo a ver un vítor, el viejo signo de victoria de los estudiantes. Celebraban la vida, la inteligencia, poder entender el mundo y entenderse. Quizás algún día en esta Salamanca, en esta España que nos duele, en vez de la muerte se vitoree la vida, bullente y diversa. Quizá la multitud pueda reunirse para algo que no sea agitar banderas rugiendo contra los otros. Como en las treguas olímpicas de la Grecia Antigua. Que los atletas solo aspiren a vencerse a sí mismos.


Hoy, al amanecer del 31 de diciembre de este año maldito, dibujo con sangre de mi corazón un vítor que diga Miguel de Unamuno, y debajo, mi esperanza.

(Escrito para el concurso de microrrelatos de la San Silvestre Salmantina: http://www.sansilvestresalmantina.com/concurso-micro-relatos-publicados.php/#250)

sábado, 29 de diciembre de 2018

Inconsolable


Su pena, redonda como una bola, le llenaba todo el pecho. Le recomendaron aquel libro de autoayuda. Ella y su pena lo leyeron, escépticas.  Al terminarlo, la pena se había ido. Esperó paciente la cola en la feria del libro. Y cuando llegó ante el autor, le descerrajó dos tiros.
(Microrrelato en 50 palabras exactas. Ni una más, ni una menos. Publicado en la página homónima: https://www.cincuentapalabras.com/2018/12/inconsolable.html)

lunes, 24 de diciembre de 2018

Invasión

Vienen con todo el cansancio a cuestas, con la melancolía de todas las negativas que ya esperan, porque en el fondo saben que piden demasiado. Van llamando de puerta en puerta, aparecen incluso en el telediario. Sin dinero, sin papeles, restregándonos sin pudor su miseria ¿quién va a alojarles, en estas fechas? ¿cómo fiarse? ¿cómo no decirles que no, con todo el dolor de nuestro corazón? Hay que poner límites, no es cosa nuestra. Para eso se inventaron las leyes, las alambradas, el orden. ¿Pero quién les habrá abierto abajo? Ya hay quien les da mantas, quien les prepara centros donde esperar a que se les devuelva al sitio al que pertenecen.
José y María buscan posada a su llegada a Belén,
de Abel Grimmer, Museo del Prado
Se hace tarde, hay que prepararlo todo. Pero ellos vagan, buscando, preguntando. Algún desalmado intenta aprovecharse de ellos. Ya se sabe, las mafias siempre. Nosotros no, somos gente de orden. Hay que respetar la ley. Y todavía siguen vagando. Vienen embarazadas, no diré yo que para aprovecharse de nuestros privilegios, de la sanidad y la ciudadanía, pero debieran cuidar más al fruto de su vientre. Vienen con niños mocosos, huyendo de vagas persecuciones, improvisando para ganarse el asilo historias de reyezuelos inverosímiles, que matan niños inocentes, que reclutan niños soldados. A veces son de aquí mismo, y entonces se me parte el alma. Mi vecina Pastora está en un grupo de voluntarios, y sale a atenderlos de noche, como una iluminada. Le digo que no sea imprudente, que se puede llevar un testarazo. Los veo marcharse por la escalera. Les he dado un bocadillo, pobrecitos. Menos mal que pasará la Navidad, guardaremos el árbol, los adornos y las luces y con ello nuestra mala conciencia hasta el año que viene.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Pedagogía

Papá siempre ha buscado lo más conveniente para mí. Ya de pequeño sospechaba yo que, de algún modo misterioso, él también influía sobre lo que me dejaban los Reyes Magos, que siempre acataban su concepto de lo útil y lo educativo. Y en aquella época, un juego educativo significaba ñoño hasta el aburrimiento. Yo suspiraba por un coche teledirigido: su respuesta fue aquella ambulancia blanca, sin luces, unida a su mando por un cable de metro y medio. Era como pasear un perrito. Pero un año, por fin, sus Majestades me concedieron uno sin cables, tal y como les había dejado bien claro en mi carta. Resultó ser monomando: atrás y adelante, nada más. Ni volantito ni palancas.
Foto: Robert Doisneau. 


Ahora que le estamos preparando la fiesta de jubilación en la principal de nuestras empresas, a mí, como vicepresidente, me toca encargarme del regalo. Va a ser toda una sorpresa. Él siempre ha querido un Aston Martin descapotable. Y últimamente, su compromiso con el medio ambiente resulta de lo más convincente. Así que he logrado encontrar uno con cero emisiones. Precioso, azul. Funciona mediante un mecanismo de cuerda que le da una autonomía considerable. Cuesta abajo, supera incluso los veinticinco metros.

Publicado en ENTC, donde proponen escribir un relato de no más de 200 palabras a partir de la foto de Robert Doisneau.
ACTUALIZACIÓN: Es uno de los tres finalistas del mes de diciembre, y seleccionado por tanto para su publicación en una antología en papel, y para la final anual ¡Muchas gracias!

lunes, 17 de diciembre de 2018

Crítica


La fastidiosa Mosquita con su lengua veloz y viperina me crucifica en cuanto abro la boca. Sí, Mosquita Muerta se ha puesto de mote, o nick, o como se diga. Irónica esa firma para comentarios tan rápidos, tan agudos. Porque apenas me asomo a la pantalla me fulmina con una sentencia. Sabe fijarse en el detalle demoledor: la salivilla reseca en mis comisuras, el “de que” inoportuno, el titubeo...Y ya no importa lo que le diga a la nación. Hoy me ha llegado el informe del CNI, y solo ha confirmado mis sospechas. Esta misma noche, en cuanto llegue a casa, me va a oír.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Atención al cliente

Muy señor mío:

Tras su reclamación, la empresa me anima a que le escriba esta carta de disculpa, y le hace llegar un bono para canjear por servicios futuros, sin caducidad, por supuesto. En mi favor he de decir que volvíamos de la comida de empresa, y me dejé llevar del espíritu navideño. El turrón, el cava y las peladillas solo pretendían animarles.Y no creo que a su padre le importara demasiado lucir esa preciosa diadema de reno. Donde reconozco mi exceso de entusiasmo fue en la nievecita y las luces multicolores por todo el féretro.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Antiguos alumnos


Lo sé, soy un nostálgico. Y por nostalgia fui a aquel acto estúpido, tras veinticinco años empleados en recordar minuciosamente su carpeta abrazada contra el pecho, el olor a nata de su goma blanquísima. Esquivé saludos y risotadas al divisar al fondo su hermosura, milagrosamente intacta. Solos los dos, allí sentados, nos pusimos al día de nuestras vidas. Y de pronto, a bocajarro, el amago de confesión, las brasas en sus ojos idénticas a las mías. Así que me despedí, dejándola ruborizada y confundida, sin que pudiera terminar de decírmelo. Es que estaba impaciente por estrenar esta nueva nostalgia, tan tierna, tan jugosa.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Efecto llamada


Después de lo de Ulises, las sirenas idearon un nuevo sistema mucho más eficaz y descansado. Hicieron dragar su costa y desmontaron los arrecifes traicioneros e inhumanos. A cambio, mandaban sus cantos por satélites, televisiones y todo tipo de pantallitas, mostrando maravillas de su mundo, que hacían diana en lejanas tierras desesperadas. Luego, solo quedaba aguardar, pacientemente. Y una valla imponente y afilada, y barcos guardacostas que devolvían invariablemente a la miseria o la muerte a los incautos.

(Este microrrelato ha resultado finalista en el IV Concurso de Microrrelatos de Godella, Valencia, y aparecerá publicado en la antología correspondiente)

El mejor de los mundos posibles

 (Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...