Me ha costado un buen número de arañazos, pero así es la ciencia. Los gatos caen siempre de pie, también es un hecho. Así que una vez amaestrado convenientemente para que tolerara mi tostada adherida a su lomo, el próximo desayuno enfrentaré a dos principios del universo.
(Relato finalista en el concurso "San Catlentín" del Club de los Paraguas Perdidos. Ellos sabrán...)