Con la súbita embestida del caballero, aquel molino pudo al fin desahogarse:
—¿Veis cómo nos ataca? ¿Veis que nos llama gigantes? ¿Quién es el loco ahora?
Como no tenéis corazón, no os importa que yo haya entregado mis mejores años al proyecto Munchausen. Vuestros androides me reclutaron en la...
¡Qué me gustó este micro!
ResponderEliminarGracias, Elisa. Sigues derrochando generosidad conmigo.
ResponderEliminar