miércoles, 25 de septiembre de 2019

Cría cuervos

Con el Derecho siempre procuro mirar para otro lado. Ya sabéis
cómo es: muchos libracos, muchos resultandos y considerandos y poco de lo mío. Más de una vez me he tenido que contener para no darle en la cabeza con la espada y la balanza. Así que acabé poniéndome una venda en los ojos para no sufrir. Pero ahora se ha pasado de la raya. He recibido un burofax en el que me acusa de imprudencia temeraria por empuñar armas blancas a ciegas, y parece que pesos y medidas no ha homologado mi instrumental. Me citan en el juzgado. Tengo cierta curiosidad: me gusta conocer sitios nuevos.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Besar a la serpiente


Los días languidecen como si fueran años, trayendo mil y un detalles que debo decidir. Hay que organizar cosechas, conquistar tierras, ahorcar espías. No era este mi camino: yo iba en busca del Grial. Había hecho voto de mantenerme célibe, de no dejarme atrapar por los afanes cotidianos que apartan de nuestra mente el ideal. Pero emergió de la bruma este bosque como un desafío, y ella acostada entre brocados. Hoy mi espada se oxida con mis sueños en un rincón. Ella se ríe, y si protesto vuelve a hacerse la dormida.  

Publicado dentro de la segunda ronda de la copa ENTC, donde tuvo como digno contrincante a Luisa Hurtado. La consigna, el título y no poder utilizar la sílaba RE.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Alivio de luto


No podía dejar de llorar si sabía lo que le convenía. En el pueblo somos comprensivos, pero a una joven viuda le pedimos cierto decoro. Recurrió a colirios y cebollas. Probó a no parpadear. Leyó que era mano de santo untarse bajo los ojos aquella crema mentolada de los resfriados. A cambio, le consentíamos salir y entrar cuanto quisiera. Aprendió a bailar mientras lloraba, a besar apasionadamente envuelta en llanto, a correr delante de la vaquilla entre sollozos. Pero cuando dio la campanada fue al representar en la plaza, pizpireta y empapada en lágrimas, aquel entremés tan divertido de los Quintero.

jueves, 12 de septiembre de 2019

La mujer pantera

Cada vez que ella intentaba enfadarse, él se reía y la llamaba dulce gatita, y le decía que nadie podría tomar nunca en serio aquellos ronroneos cascarrabias. Pero ya se había cansado de ser tan deliciosamente inofensiva. De esperarlo siempre, con la sonrisa y el cuerpo preparados, por si su marido decidía hacerle caso. Ahora había encontrado las cartas que él ni se había molestado en esconder. Primero el cortejo, luego la evocación detallada de sus encuentros. Finalmente, las burlas hacia la gatita fiel de quien no había que preocuparse.


Había decidido dejar de ronronear para siempre. Tenía ganas de rugir, de dar zarpazos confundida con la noche. Un chamán le vendió el conjuro que la convertiría en aquella pantera negra que contemplaba sus paseos por el zoo. Frente a la jaula empezó el ritual, siguiendo punto por punto las instrucciones. Pero no se dio cuenta de que en el momento preciso alguien cruzó por delante devorando un pastelito rosa.

Publicado en ENTC, que este mes estaba dedicado al color rosa.

jueves, 5 de septiembre de 2019

El hijo del maestro

Cuando vino a la tienda le conté que me encantaría saber leer. “No es cosa de niñas”, dijo, y me arrastró al arroyo a coger grillos. Pero después, en el despacho de su padre, empezamos con el ma-me-mi.


Chicos dibujando, de Ignacio Picazo (Museo del Prado)
Para la vendimia, mis silabeos ya seguían cualquier camino que su uña negruzca trazara sobre la cartilla. Señaló triunfante una hoja de cuaderno clavada en la pared para que la leyera. Aquellos palotes se juntaban y separaban, y brotaban palabras: MAR-TA ES-MI-NO (y, tras mi titubeo, rotunda como un beso, la última sílaba) VIA.

(Microrrelato participante en la copa ENTC. Aquí pueden leerse también los estupendos micros de mis compañeros, a partir de la misma imagen: https://estanochetecuento.com/encuentro-12-primera-fase-copa-2019/)

El mejor de los mundos posibles

 (Relato finalista en el X Concurso de Relatos Marbella Activa) El sujeto que nos ocupa, llamémosle X, tiene ante sí el mar, después de un c...