Ordenó sin pestañear la expulsión de cualquier extranjero del reino, desoyendo las tímidas protestas de sus consejeros. No le temblaría el pulso. El país necesitaba medidas drásticas, y no sobraba el trabajo para los nacionales. Firmó una orden irrevocable.
Días después, en el barco que le conducía al exilio, lamentó no haber prestado más atención a su tata, cuando siendo pequeño le recitaba como una salmodia la historia peregrina de su dinastía.
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
ResponderEliminar