lunes, 19 de noviembre de 2018

Menú balanceado


Tiene un par de acentos de menos, pero es Gila...
Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar. Literalmente como lo digo. No teníamos ni pizca de hambre, palabra que nos vimos obligados a hacer un esfuerzo. La policía llevaba tiempo metiendo las narices en nuestras costumbres culinarias, y nunca había podido demostrar nada. Pero querían hacernos la de Al Capone y nos mandaron un inspector de hacienda. Que no salían las cuentas de uno de nuestros bloques de inquilinos. Que había más vecinos de los declarados. Así que hicimos lo habitual en estos casos: cuadrar las cuentas en una comida de empresa. Bastó con uno del primero y dos del segundo. Y el postre.

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