domingo, 9 de julio de 2023

CIUDADANO MACKENZIE (EL SERIAL) CAPÍTULO FINAL, DEFINITIVO Y YA

 Resumen de lo publicado: Mackenzie tenía mucha cabeza desde pequeño, lo que andando el tiempo devino en demasiadas cabezas. Y, al parecer, siempre demasiado poca cabeza. Y la invasión alienígena y la nueva reconquista y todo eso. Y un investigador, Pancracio Peláez, dando tumbos para averiguar algo sobre él. Para todo lo demás, consúltense los capítulos anteriores.



Necesitaba explicaciones. Necesitaba volver a ver a Mackenzie y que me aclarara la verdad de una vez por todas. Le llevaría la caja metálica de tabaco con la rosa amarilla que demostraba su affaire con la Taylor pero, sobre todo, las cartas que daban a entender que su papel en la invasión fue menos casual de lo que yo mismo pensaba hasta ahora. Tuve que solicitar un permiso especial a la virreina de Nueva Texas, doña Bárbara Rey, nombrada directamente por la gloriosa Regente, doña Isabel de Pantoja y Viuda de las Españas. No entraré aquí a comentar lo que las malas lenguas afirman sobre si era un exilio encubierto de la Regente para alejar a competidoras y antiguas amantes de su difunto marido, porque el caso es que doña Bárbara es aquí la autoridad, aunque sea la autoridad sobre un desierto, y no es mi objetivo desacatarla, que bastante castigo tengo ya con esta misión. Para mi sorpresa, se me concedió el permiso con bastante rapidez, pero con una única condición: doña Bárbara Rey, virreina de Nueva Texas, otrora domadora de leones y de reyes, debería estar presente en la entrevista.


TRANSCRIPCIÓN DE LA CINTA FGFHH-257 DEL MUSEO DE LA MEMORIA TERRÍCOLA. ASUNTO: ÚLTIMA VISITA AL PRESO RICHARD ZEBULÓN DEL ROSARIO MACKENZIE VÁSQUEZ Y ACONTECIMIENTOS POSTERIORES, QUE YA DESCUBRIRÁ QUIEN LA LEA HASTA EL FINAL



MACKENZIE: ¿Ya está aquí otra vez? ¿Y acompañado por una rubia despampanante? ¿Qué pretende ahora?


GUARDAESPALDAS DE LA VIRREINA: Guarde un respeto, está usted ante la virreina de Nueva Texas.


BÁRBARA REY: Déjalo, Angelito. Hacía tiempo que no oía lo de rubia despampanante. Y en inglés suena mejor.


INVESTIGADOR PANCRACIO PELÁEZ: He estado en Marfa, y he encontrado esto, que parece suyo y de Elizabeth Taylor [saca una caja metálica]


MACKENZIE: ¡Ah! The yellow rose of Texas [canta]


INVESTIGADOR P.P.: Necesito que me aclare el sentido de estas palabras. Parece que están dirigidas por la Taylor hacia usted [lee]: “Cabezoncito mío, debemos esperar al momento propicio. El universo se está preparando, y tú y yo tenemos que separarnos para disponerlo todo. Pero pronto vendrán, y nuestro amor será posible, en la Tierra y más allá de las estrellas, en un lugar donde tu cabeza no sea signo de vergüenza y oprobio, sino orgullo fundacional de una nueva estirpe mestiza.”


MACKENZIE: No siga, no siga, que me emociono [en las imágenes se perciben brillos en las mejillas de su única cara viva, compatibles con lágrimas como garbanzos]


INVESTIGADOR P.P: Entonces ¿es cierto? ¿Planeó usted en connivencia con la Taylor la invasión alienígena? ¿Tuvo algo que ver Michael Jackson? ¿y Richard Burton, conocía esto? ¿Por qué en pleno mundial 82? ¿Podría aclararnos además por qué el primer rayo alcanzó a nuestro entonces monarca en el palco VIP?


BÁRBARA REY: Tranquilo, muchacho, que te exaltas. Tú dame la rosa amarilla y damos tu misión por terminada.


MACKENZIE: ¡No, no lo hagas! ¿No ves que ella es la conspiradora universal? ¡Lo del primer rayo fue orden suya!  ¿Y su guardaespaldas? ¿No ves que es un extraterrestre? ¿Quién puede creerse una tapadera tan poco consistente: domador de leones, marido de vedette y amante de reyes, y ahora guardaespaldas?


[En las imágenes se percibe que Peláez ya le ha entregado la rosa amarilla a la virreina, quien la deshoja se diría que con delectación]


MACKENZIE: ¡Noooooo!


GUARDAESPALDAS [Imitando el rugido de un león, al tiempo que hace con la mano un gesto, a juicio de este transcriptor, poco versado en masculinidades terrestres, algo afeminado] ¡Roarrrr!


[Un extraño destello parece brotar de los últimos pétalos de la rosa amarilla, y la virreina empieza a transformarse, de manera que le brotan varias cabezas. Una de león, otra que es la de Liz Taylor joven y todavía otra más, que resulta asombrosamente parecida a Isabel Pantoja, la Regente. La de león engulle al guardaespaldas de un único bocado. La de Liz Taylor besa a Mackenzie con beso conocido en la cultura terrícola como de tornillo, con el efecto inmediato de que sus dos cabezas muertas reviven llenas de entusiasmo. Peláez, en una maniobra de autodefensa aprendida en sus entrenamientos antialienígenas, se arranca con la conocida copla "Yo soy esa". Pero, lejos de obtener los resultados de neutralización conocidos hasta entonces, solo sirve para que la cabeza clon de la Gloriosa Regente haga un dueto a muerte con él, con el resultado del estallido del cerebro del pobre investigador. ]


BÁRBARA REY: ¡Mía, la humanidad por fin es mía! [Risa malvada con inconfundible acento alienígena. De Betelgeuse de Abajo, si apuran a este transcriptor] ¡Ahora empieza mi reinado! [Y ella misma se pega un puñetazo en los morros, bueno, realmente en los morros de su cabeza pantojil]


[Aquí se interrumpe la grabación y termina la cinta, documento y prueba de un momento histórico, por serlo el del inicio de la nueva y definitiva invasión. Por ello, queda guardada en este museo de la memoria terrícola, para que las futuras generaciones de mestizos tricabezas conozcan su origen y lo valoren, honrando a héroes como Mackenzie, nuestra cabeza de puente y ahora esposo y rey consorte, y a la sin par Bárbara Rey, Reina (valga la redundancia) de la Tierra y satélites y planetas aledaños].


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