jueves, 20 de diciembre de 2018

Pedagogía

Papá siempre ha buscado lo más conveniente para mí. Ya de pequeño sospechaba yo que, de algún modo misterioso, él también influía sobre lo que me dejaban los Reyes Magos, que siempre acataban su concepto de lo útil y lo educativo. Y en aquella época, un juego educativo significaba ñoño hasta el aburrimiento. Yo suspiraba por un coche teledirigido: su respuesta fue aquella ambulancia blanca, sin luces, unida a su mando por un cable de metro y medio. Era como pasear un perrito. Pero un año, por fin, sus Majestades me concedieron uno sin cables, tal y como les había dejado bien claro en mi carta. Resultó ser monomando: atrás y adelante, nada más. Ni volantito ni palancas.
Foto: Robert Doisneau. 


Ahora que le estamos preparando la fiesta de jubilación en la principal de nuestras empresas, a mí, como vicepresidente, me toca encargarme del regalo. Va a ser toda una sorpresa. Él siempre ha querido un Aston Martin descapotable. Y últimamente, su compromiso con el medio ambiente resulta de lo más convincente. Así que he logrado encontrar uno con cero emisiones. Precioso, azul. Funciona mediante un mecanismo de cuerda que le da una autonomía considerable. Cuesta abajo, supera incluso los veinticinco metros.

Publicado en ENTC, donde proponen escribir un relato de no más de 200 palabras a partir de la foto de Robert Doisneau.
ACTUALIZACIÓN: Es uno de los tres finalistas del mes de diciembre, y seleccionado por tanto para su publicación en una antología en papel, y para la final anual ¡Muchas gracias!

2 comentarios:

  1. Muy bueno Tomas. Me has recordado a lo que hablamos hace un àr de días con nuestros hijos. Qué injustos nos han parecido a veces, los Reyes Magos!! Suerte.
    Besicos muchos.

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  2. Gracias, Nani. He de confesarte que el asunto del coche teledirigido era personal mío. No así los deseos de venganza: creo que me hizo crecer mucho esa especie de decepción anual.

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